7 motivos para viajar solo

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Decir a alguien que viajas solo suele ser visto aún como algo “raro”, al menos en ciertas zonas de confort en las que las personas tiene un concepto menos necesario de los viajes y mucho menos de realizarlos en soledad. Sin embargo, poco a poco la gente comienza a abrirse a la idea de salir ahí afuera dispuestos a confirmar estos 7 motivos para viajar solo.

Es posible

Tu sueño siempre fue viajar a Noruega . . . pero a tu marido o esposa no le gusta mucho. Tus hijos directamente prefieren Disneylandia. La gente te dice que ahora tocan otras cosas, relegando esos viejos sueños a un tercer (o cuarto) plano pensando que nunca podrás realizarlos. Y la pregunta es: ¿POR QUÉ? En países como Noruega, Alemania o Reino Unido muchas parejas comienzan a turnarse a la hora de viajar solos sin renunciar a unas vacaciones en pareja poco después. Una muestra de como la confianza permite que una persona no tenga barreras a la hora de cumplir sus objetivos sin necesidad de poner cuernos o darse cuenta de que no quiere estar casado. Yéndose al bar con los amigos también podrían pasar todas esas cosas.

Si estás soltero, directamente no tienes excusa.

El anonimato

Viajar a un lugar en el que nadie te conoce supone un placer secreto que hasta entonces no pensábamos poder encontrar. Una extraña libertad que te acompaña allá donde vas y te permite hacer cosas que nunca jamás antes habrías hecho. Lo mismo que suponen los foros y los perfiles falsos de Internet, pero mejor.

TU viaje

Vamos a ser francos: cuando viajamos con alguien más nuestro viaje soñado se convierte poco a poco en una adaptación a los gustos comunes, lo cual deriva a veces en una experiencia agradable, pero sin más. Viajar solo supone hacerlo a los senderos incas de Perú, a los pueblos de especias de la India o al corazón del Sáhara si este fuera el caso. Y será 100% tu sueño y tu modo de gestionarlo.

Conocerte a ti mismo

Aunque suena a enésimo mandamiento coach, los viajes nos permiten conocer mejor a otras personas y, mejor aún, a ti mismo. En ese escenario de libertad, riesgos y constantes estímulos aflora un yo que estuvo dormido durante mucho tiempo, anestesiado por la rutina, enganchado a su zona de confort. Lo mejor de todo es que ese nuevo “tú” es, en el 99% de los casos, mejor que la versión anterior.

Proyectos

Puede que el objetivo de viajar esconda también la necesidad de desarrollar un proyecto, por ejemplo escribir una novela, introducirte en el sector del ecoturismo o participar en un voluntariado local. Cada uno de estos proyectos requieren de tu total atención y del tiempo necesario para sacarle el máximo partido, algo que se vuelve mucho más difícil cuando viajamos acompañados. En el caso de otros, la necesidad de crear un proyecto surge una vez llegados al destino, y aunque tú quieres seguir investigando, tu compañero de viaje te tira del brazo para ir a hacer kitesurf.

No viajas solo

Viajar solo es simplemente una excusa para moverte sin compromiso ya que solo, lo que realmente se dice solo, no viajarás. Durante tu travesía siempre conoces a otros viajeros, a locales, a gente que te inspira y camina por tu misma senda bajo aspiraciones similares. Decidir hasta donde seguir con esos nuevos compañeros no será una obligación, sino un derecho. Y ellos también lo saben.

La vida que te espera

Todas las experiencias que has vivido en soledad te cambiarán para siempre, ayudándote a enfocar tu vida de un modo diferente a tu regreso, proponiéndote nuevas metas y viendo el mundo con otros ojos, como si te hubieras despegado una venda invisible durante ese tiempo fuera. Si puedes inspirar a otras personas a quitárselas, mucho mejor.